El ocio en el mundo digital se ha diversificado en los últimos años gracias a los avances tecnológicos, pero los videojuegos parecen ser una constante desde que el ordenador empezó a ser un dispositivo de uso doméstico. En un mundo con 5G, modo multijugador, foros y chats, no es de extrañar que a los adolescentes el mundo les resulte muy atractivo. Tanto como para contraer una adicción.
Un joven que hace uso de los videojuegos habitualmente puede desarrollar la creatividad, capacidad crítica e incluso adquirir conocimiento, por lo que es importante no demonizar esta forma de ocio y entender que solo es problemática si la persona que hace uso de ellos está incapacitada o limitada de alguna manera.
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el trastorno por videojuegos, incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades desde 2018, afecta principalmente a adolescentes y jóvenes adultos, y se caracteriza por el uso excesivo y compulsivo de videojuegos que interfiere en la vida cotidiana, estudios y relaciones sociales.
Un Universo propio: Socializar virtualmente
Internet favorece que las compras, la información o la formación estén tan solo a unos clicks del usuario, sin necesidad de salir de casa. Esa tónica también aplica a la vida social. Los adolescentes no tienen la necesidad de abandonar el espacio de su habitación para establecer vínculos o relaciones profundas. Si a este factor se le añade una forma de ocio estimulante y atractiva, nace el ecosistema perfecto para seguir viviendo en un mundo virtual.
Existe toda una estructura digital que ha normalizado las relaciones sociales a través de una pantalla. Discord, por ejemplo, permite conectar a los usuarios mientras disfrutan de unas partidas al Valorant o al League of Legends, compartir panalla con los amigos, escuchar música colectivamente, etc.
También es necesario destacar la existencia de las plataformas de streaming como Twitch o el propio YouTube. En ambos lugares los usuarios más jóvenes ven a sus ídolos, los streamers, compartir su afición, a la par que participan en un chat y crean un universo propio, con un slang particular, un sentido de humor interno y varios elementos más, que permiten crear microuniversos temáticos y sociales en los que los adolescentes pueden encontrar validación y un refugio.
Este último factor es especialmente relevante entre jóvenes tímidos y con una personalidad más retraída, que no poseen una red social extensa en el instituto o en las actividades extraescolares a las que pudieran asistir.
Síntomas: ¿Qué le sucede a un joven adicto a los videojuegos?
Investigaciones realizadas en Estados Unidos y Europa apuntan a que el problema es palpable, ya que aproximadamente entre el 5% y el 10% de los adolescentes muestran signos de dependencia a los videojuegos, experimentando síntomas como ansiedad, irritabilidad y dificultad para concentrarse fuera del entorno de juego. Esta problemática se asocia con cambios en los circuitos cerebrales relacionados con la recompensa y la motivación, similares a los observados en otras adicciones conductuales.
¿Cómo puede ayudar una madre o un padre?
Fomenta la comunicación abierta
Habla con tu hijo sobre sus videojuegos favoritos y su tiempo de juego sin juzgarlo. Entender por qué los disfruta puede ayudarte a identificar si está usándolos para distraerse de problemas o si juega de manera equilibrada y saludable. De tu mano también está el invitarlos a explorar otros intereses, como deportes, música, arte, o actividades al aire libre. Cuantas más opciones de entretenimiento y desarrollo personal tenga, menos probable será que dependa exclusivamente de los videojuegos para divertirse.
Establece límites claros y consistentes
Define horarios razonables para jugar videojuegos, como máximo de una a dos horas al día y más tiempo en fines de semana, siempre que cumpla con sus responsabilidades escolares y familiares. Asegúrate de cumplir con los límites establecidos para crear una rutina saludable.
Predica con el ejemplo
Los jóvenes en fase de desarrollo suelen imitar lo que ven en sus padres. Si en tu tiempo libre scrolleas el feed de Facebook o ves televisión a la carta, tu hijo lo interpreta como una forma de ocio válida, incluso cuando el tiempo de uso es abusivo
Intenta mostrar un uso saludable y moderado de dispositivos tecnológicos, evitando el uso excesivo de teléfonos, televisión o internet frente a ellos. Habla sobre los efectos de los videojuegos. Explícale los efectos que el juego prolongado puede tener en su salud, como la falta de sueño, el sedentarismo y el estrés visual. Aumentar su conciencia de las consecuencias puede ayudarlo a autorregularse.
Recurre a un terapeuta especializado
Contactar con un profesional especializado en adicciones tecnológicas puede ser clave en la creación de unos patrones de uso de los videojuegos más saludables para un paciente joven. Este es el caso de Psicología del Valle, donde aplicamos una terapia cognitivo conductual con un enfoque humanista para conectar con el paciente, cuando este parece no responder ya a otras estrategias, y reestructurar su manera de pensar y actuar, con el fin de conseguir una vida plena y equilibrada. ¡No dudes en contactarme!
Terapia cognitivo-conductual: la clave del éxito
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una de las formas de intervención más efectivas para tratar la adicción a los videojuegos. Se centra en identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento que impulsan el uso excesivo de videojuegos, ayudando al adolescente a desarrollar habilidades para gestionar sus emociones y evitar el juego compulsivo.
Sus fases son:
La identificación de desencadenantes: Ayuda al adolescente a reconocer situaciones, emociones o pensamientos que lo llevan a jugar en exceso. Esto puede incluir factores como el estrés, el aburrimiento, la ansiedad social o la baja autoestima.
Desarrollo de estrategias de afrontamiento: Una vez identificados los desencadenantes, el terapeuta guía al paciente en el desarrollo de habilidades para enfrentar esas emociones o situaciones de manera más saludable, sin recurrir a los videojuegos como escape.
Establecimiento de objetivos y autocontrol: Se enseñan técnicas de autorregulación para ayudar al adolescente a establecer límites de tiempo y objetivos personales, promoviendo una relación más equilibrada con los videojuegos.
Refuerzo de formas de ocio alternativas: La terapia también fomenta la participación en otras actividades saludables y gratificantes, como deportes, actividades creativas o relaciones sociales, para que el adolescente experimente placer y satisfacción fuera de los videojuegos.
Además, admite el trabajo activo de la familia del joven para establecer unas normas y una estrategia de trabajo conjunta para ayudarle a salir de su adicción.
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